martes, 19 de junio de 2012

Cartografía del siglo XV


Primer y único mapamundi circular de la escuela catalano-mallorquina. 1450, Biblioteca Estense, Módena



 
Portolano de Albino de Canepa, probablemente italiano, pero de estilo mallorquín. 1489



 Mapamundi de Génova, realizado alrededor de 1470, de autor desconocido. Ha sido también atribuido a Paolo Toscanelli, aunque su autoría está poco fundamentada y es muy dudosa.


 
Globo terráqueo de Martin Behaim. Geógrafo alemán nacido en Nuremberg en 1459-1507. Llegó a Lisboa en 1484 y allí se introdujo en los círculos cortesanos donde adquirió un gran renombre como cosmógrafo. En 1492, antes del descubrimiento de América, diseñó un globo terráqueo que según algunos autores pretende ser una proyección esférica del mapa de Toscanelli. Otros autores opinan que son mapas independientes pero estrechamente relacionados pues ambos reflejan las ideas cosmográficas de finales del siglo XV. Seguramente también Colón y Behaim tuvieron que conocerse, pues ambos estuvieron en Portugal compartiendo los mismos ambientes e intereses en los mismos años.

 
Portulano atribuido a Cristóbal Colón. Es poco conocida la circunstancia de que los hermanos Colón, tanto Cristóbal como Bartolomé, tenían amplios conocimientos de cartografía. Este mapa se atribuye al primero. Es un portulano típico en el que se muestran con detalle los puertos mediterráneos y atlánticos de Europa y África. Llama la atención el gran espacio vacío de detalles que se concede al Atlántico. Probablemente ese espacio desocupado en el mapa pretendía dejar abierta un camino a la imaginación y a la aventura de navegarlo. El mapa debió ser trazado en 1492 después de la conquista de Granada, pues sobre la ciudad ondea la bandera española, y antes, obviamente, de emprender el viaje que conduciría al descubrimiento de América.

 
Mapamundi de Ptolomeo incluido en la edición de Roma de 1478

 
Mapamundi Ptolemaico dibujado en 1482 por Nicolaus Germanus para la edición de Ulm


10.- Elementos decorativos en los mapas. Los cartógrafos se esmeraron en reflejar fielmente la realidad geográfica en sus trabajos, para ello recogían cuantas informaciones pudieran proveer y las trasladaban a los mapas con precisión y metodología casi científica. Sin embargo ese empeño por la exactitud no les llevó a renunciar a los elementos fantásticos que habían pertenecido tradicionalmente al ámbito de la "terra incognita" o a los confines del "mar tenebroso". La cartografía renacentista es asombrosamente pródiga en representaciones de criaturas portentosas y extraordinarias.


 Mapamundi incluido en un atlas anónimo dibujado de Florencia en torno a 1450. A pesar de su pretensión de ser un mapamundi, lo cierto es que solamente el área mediterránea mantiene alguna verosimilitud. El norte de Europa está tan desdibujado como lo estaba en los más antiguos portulanos, y tanto África por debajo de la cordillera del Atlas, como Asia, son pura fantasía.